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viernes, 29 de octubre de 2010

ACTUACION ANTE LESIONES CONCRETAS I

 El esguince de tobillo

La torcedura hacia adentro produce distensión del ligamento externo y la torcedura hacia fuera en el interno, que es de peor pronóstico. Las torceduras en dorsiflexión y flexión plantar son más raras y corresponden a caídas u otros traumatismos.
Presentan los siguientes signos y síntomas: el “huevo de gallina” que produce la hinchazón, el hematoma que será uni o bilateral y el dolor al mover y al ser palpado. También puede oirse algún crujido en el momento de la torcedura y después al mover. Las medidas a tomar son: 1º) Hielo (en las primeras 72 horas). 2º) Pie en alto (no apoyar el pie en el suelo, usando muletas si es necesario) 3º) Vendaje (cada 15-20 minutos controlar la circulación en la uña del dedo gordo). 4º) Exploración con rayos X (para descartar roturas y fracturas). Es muy importante no dejar escayolar a no ser en esguinces de tercer grado. 5º) Rehabilitación en cuando cese el dolor. Suele ser entre el tercer y el décimo día. Debe incluir masaje y ejercicios sin rotar el pie (se comienza por los de equilibrio, se sigue con isométricos contra resistencia y, por último, se pasa a ejercicios dinámico. Si volviese el dolor, retirad el ejercicio que lo cause).

 La tendinitis de Aquiles

  Los signos y síntomas que tenemos son: dolor difuso unos centímetros por encima de la inserción en el calcáneo, que aumenta al andar, visible inflamación e incluso tumefacción, caliente al palpar, más dolor y rigidez al levantarse por la mañana, luego disminuye y se nota como “quemadura” al echar a correr, calma después y vuelve a doler al acabar de correr, si es que nos deja. Si se agrava, encontramos también crepitación y  nódulos.
¿Cómo saber si hay rotura del tendón? Con un sencillo test que consiste en presionar suavemente el gemelo, en posición de tumbado boca abajo. Si el tendón está roto el pie no se mueve. Se confirma con radiografía de partes blandas, ecofrafía y gammagrafía.
Las medidas a tomar son: 1º) Descanso y reposo total (muletas) una semana. 2º) Hielo y elevación de la pierna durante una semana. 3º) Masaje, sobre todo en casos agudos (no crónicos). 4º) Ultrasonidos. Después de las primeras 48 horas, con ello pasamos a realizar ejercicios de estiramiento muy suaves y comenzamos los ejercicios de apoyo.
Si en el esguince lo que hay que evitar es la escayola, aquí lo que nunca se debe hacer es infiltrar, la zona es muy peligrosa.

La periostitis

Notamos dolor en la zona tibial baja o “caña” de la pierna, que aumenta con el esfuerzo y por la noche. La palpación aviva el dolor y evidencia unas “bolitas” en puntos muy localizados. Presenta una fina inflamación e incluso hematoma. Se da en épocas de sobrecarga de entrenamiento o competición.
Las medidas a tomar son: 1º) Entrenamiento reducido y en terreno blando. 2º) Gel anti-inflamatorio. 3º) Venda elástica en espiral de tobillo a rodilla. 4º) Hielo, sobre todo después de entrenar. Se puede alternar con calor, un ejemplo puede ser: 3 min. hielo + 2 min. calor (chorro o bolsa de agua caliente) + 3 min. hielo + 2 min. calor + 3 min. hielo + 2 min. calor + 5 min. hielo.  5º) Precozmente, estiramientos y fortalecimiento de los músculos anteriores y posteriores de la pierna. 6º) Si no se resuelve hay que probar con masaje, ultrasonidos.


  Las fracturas por stress


  Los signos y síntomas son: dolor vivo y localizado al correr, que mejora con reposo, aunque es cada vez menos eficaz y termina imposibilitando el movimiento de la pierna o pie; la inflamación y el crujido a la palpación.
Lo principal es la sospecha, tras épocas de sobrecargas o de excesivas competiciones, o tras periostitis cronificadas. Se debe recomendar la radiografía, y si ésta es negativa, hacer una gammagrafía.
Las medidas a tomar son: 1º) Suspender la actividad y, si el diagnóstico se confirma, descarga e inmovilización con yeso (esto si se da en tibia o peroné) . 2º) Cambiar el calzado (si procede). 3º) Revisión podológica y plantillas (si procede). 4º) Ejercicios de fortalecimiento de los pequeños músculos del pie.
Las tres últimas medidas son suficientes en caso de fracturarse en metatarsianos.
La fascitis plantar
Lo que vemos y notamos es: inflamación plantar, dolor en el talón al levantarse de la cama, luego disminuye y reaparece con el entrenamiento. Desaparece mientras dura este último, y vuelve al pararse. Encontramos un punto doloroso muy concreto al palpar la zona, que corresponde a la inserción de la aponeurosis en el calcáneo. También es posible que exista un espolón, y ello se aprecia en radiografía.
Las medidas que tomaremos son: 1º) Revisar el calzado. 2º) Talonera o plantillas ortopédicas adecuadas (sobre todo si hay pie cavo). 3º) Reposo y hielo. 4º) Ultrasonidos. 5º) En último caso, infiltrar, pero evitando que sea con corticoides.


  La osteopatía de pubis


El dolor, situado inicialmente sobre pubis e irradiado hacia ingle, suele ser el primer síntoma. Aumenta con la tos, también al subir o bajar escaleras e incluso, avanzado el cuadro, al sentarse o levantarse. Presenta contracturada toda la zona muscular proximal, y un buen test para definitivamente estar seguros es el siguiente: tumbados boca arriba con las piernas flexionadas hacia el cuerpo aumenta el dolor con los movimientos de separación y rotación externa del muslo, y también aumenta con la aproximación contra resistencia.
La radiografía nos confirma el diagnóstico. También podemos recurrir en casos poco claros a la gammagrafía.
Tomamos las siguientes medidas: en las primeras dos  semanas, REPOSO con el siguiente tratamiento: 1º) Relajantes musculares (lo prescribirá el médico). 2º) Electroterapia anti-inflamatoria. 3º) Masaje transversal, descargando músculos cercanos. 4º) En cuanto se pueda, estiramientos y fortalecimiento de aductores y abdominales. Con todo ello evitaremos la cirugía, pero si estas medidas fallan, antes de esta última probaremos infiltrando.
A continuación, os doy unas notas sobre medidas terapéuticas auxiliares utilizadas en los tratamientos antes descritos.
Las infiltraciones son buenas, pero no hay que abusar, y sólo recurriremos a ellas en última instancia. Siempre deben ser realizadas por manos expertas, presentan riesgo de infección,, nunca se deben hacer en tendón o proximidad y, como último inconveniente, tienen el enmascaramiento rápido del dolor que dificulta el diagnóstico. Debemos preferir las sustancias enzimáticas como el Thiomucase (condroitín sulfatasa, hialuridasa) y la orgoteína (superóxido dismutasa), pero ésta puede producir alergias y es más lento su efecto. También se utilizan anestésicos del tipo de la novocaína. Y, por último, corticoesteroides por su efecto precoz, pero atención a sus efectos adversos: hipertensión arterial, úlceras, osteonecrosis y osteoporosis.
Los ultrasonidos y el láser son excelentes medios para atacar la inflamación y regenerar el tejido de la zona.
Por último, los masajes son absolutamente necesarios y constituyen por sí mismos una gran ayuda tanto preventiva como curativa.
 

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